Todos los peruanos sabemos que uno de los mayores retos de nuestra economía es lograr reducir el porcentaje de informalidad, el cual, con empuje de la pandemia, que dejó sin trabajo a millones de peruanos, ha alcanzado más del 75% de los empleos en el Perú. Esto quiere decir que solo un 25% de empleados en todo el país cuenta con los beneficios de la formalidad.
Este es un problema importante para la economía del país, la cual se mueve por el aguante emprendedor del peruano que, con poca o ninguna ayuda del estado, intenta salir adelante como empresario o emprendedor. Por eso hoy quiero contarte mi experiencia sobre cómo decidí formalizar mi negocio.
Cuando me lo planteé como opción, dudé bastante el estar tomando la decisión correcta y lo que me ayudó a tomar la decisión final fue el hambre de más. Entendí que trabajando de manera informal mi emprendimiento llegaría a un tope muy pronto y no podría seguir creciendo. Muchos clientes no podrían trabajar conmigo y elegirían a otra empresa de mi competencia.
Por otro lado, me corría el riesgo de ser sancionada por no cumplir con los requisitos mínimos de ley, lo que me cortaría las alas al momento de exponer y publicitar mi marca; lo cual no tiene sentido cuando el objetivo es llegar a muchos nuevos clientes, y presentarles una marca única y diferenciada, que nadie de mi competencia pueda usar.
Contra más lo pensaba, más me convencía. Me di cuenta que los bancos no podrían darle préstamos a mi empresa, sino tendría que endeudarme yo misma. Me di cuenta que yo, como empleada de mi empresa, no podría tener nunca los beneficios de ley. Y, de pronto, dejé de pensar en mi, y pensé más grande.
Formalizando mi empresa podría también emplear a otras personas que tendrán un trabajo decente con beneficios como salario mínimo, seguro médico, vacaciones, etc. Esa idea me hizo sentir muy bien, estaría aportando algo a mi país, a su ecosistema comercial y al crecimiento de otros emprendedores y empresarios como yo.
No había más que pensar y junto a mi abogado y mi contador, iniciamos el proceso de formalización de Ojo de Pez, el cual incluye los siguientes pasos:
a. Búsqueda y reserva de nombre de empresa (Ojo no es el nombre de tu marca, sino la razón social con la de tu empresa)
b. Elaboración de la Minuta
c. Abono de capital y bienes
d. Elaboración de Escritura Pública
e. Inscripción en Registros Públicos
f. Inscripción del RUC
g. Registro de Marca (ésta es la marca comercial, la que expondrás al mundo de tus clientes, por la que te reconocerán).
Bruno, el abogado que me ayudó, conversó conmigo en un Instagram Live donde explicó largo y tendido estos pasos. Te dejo el link por si deseas verlo: click aquí
Finalmente, puedo decirles que estoy orgullosa de mi decisión. Mis clientes miran mi negocio como algo bastante más serio ahora. Inclusive, convirtiéndome en empresa logré subir mis precios para que las responsabilidades tributarias no afecten nuestras ganancias. Cuando eres empresa, los clientes acceden pagarte más, tenlo en cuenta. Una empresa tiene mayor respaldo en los negocios que una persona natural. Si piensas tu emprendimiento como un proyecto a mediano o largo plazo, formalizarte te abrirá muchas puertas.
Te lo dejo ahí, piénsalo. Mientras tanto yo estaré aquí por si tienes alguna duda, o quieres compartirme tu experiencia.
Gracias por leer🙌🏼.
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