Viajar en auto Tarma: cómo llegar, dónde dormir y qué hacer

Estas fiestas patrias no podía dejar de tachar algún lugar del Perú de mi lista de viajes, así que decidí viajar en auto a Tarma por el fin de semana. Mis expectativas de viaje no eran muy altas, ya que tenía poco tiempo (de viernes a domingo) para ir, estar ahí y volver, y la opción de volar se salía de mi presupuesto. Pero con ganas todo se puede, así que se lo propuse a mi compañero de viajes, y en un segundo se apuntó. Alistamos mochilas y salimos el viernes 27 a las 4:45a.m. de casa, con un termo de mate de coca en mano y mixtos para el camino. La carretera sorprendió positivamente, con todo el tráfico de la fecha y las montañas con curvas vertiginosas que se dejaron recorrer sin problemas gracias a las pistas en buen estado y muchas señales de precaución. La mayor parte del camino es de un solo carril, así que mayor desafío es pasar a los camiones con agilidad y mucha precaución, respetando las zonas donde está prohibido adelantar. Hay varios caminos para Tarma, nosotros tomamos la carretera central (ruta marcada con azul en el mapa) y la verdad que nos fue muy bien, a pesar que una moto nos chocó, pero decidimos preocuparnos por eso a nuestro regreso a Lima. El camino de ida nos tomó 8 horas y el de regreso 7...

Nos hospedamos en la hacienda La Florida, un lugar mágico que superó mis expectativas. Dormimos en una suite maravillosa, muy acogedora, con comedor, balcón y vista a los sembríos. La cama era grande y el colchón era perfecto, el baño completamente remodelado, y todos los espacios interiores de la hacienda impecables. Nunca entendí cómo logran mantener así un lugar tan grande y antiguo. La hacienda tiene aproximadamente 300 años y en su jardín encontrarás un Ciprés que tiene más o menos la misma edad. En ese jardín Julio Ramón Ribeyro escribió el libro "Silvio en el Rosedal". La hacienda está hace 100 años en manos de la familia Da Fieno, y hace 18 años Pepe Da Fieno y su esposa Ingre reciben huéspedes, además de ofrecer servicio de restaurante, donde casi todo es cocinado con ingredientes provenientes de sus cosechas y animales, y con la técnica de slow food, casera y natural. Entre otros servicios, cuentan con una galería de arte, donde exponen artistas locales y extranjeros, un cuarto de terapia donde ofrecen servicio de masajes, reiki, terapia holística, y servicios de tours por la zona.

Después de pasar un viernes relajado en los jardines de la hacienda, el sábado ya era momento de alguna aventura, y luego de un desayuno súper poderoso, nos subimos al auto y salimos a buscar la Gruta de Huagapo, ubicada en el distrito de Palcamayo, a 23km de la hacienda. Cuando llegamos, no tenía idea que me iba a encontrar con tremenda joya de la naturaleza. Esta cueva es considerada la más profunda de Sudamérica con sus 2 mil metros de fondo. Se puede acceder a la cueva por una abertura principal que tiene 20 metros. La entrada a la cueva está solo S/.2 por persona, pero te recomiendo contratar un guía porque ellos cuentan con las sogas y conocimientos necesarios para hacer el recorrido a salvo y sin accidentes. Los guías te cobran S/.10 por un paseo de 100 m de profundidad, y S/.20 por un paseo de 300m de profundidad. Obviamente, tomamos el más largo, porque recién ahí se pone interesante. En un momento se pierde la luz y solo las linternas alumbran el camino. Es necesario trepar piedras con soga y pasar al lado de agujeros tan profundos que no quiero saber que hay ahí dentro. Si eres buzo existen paseos más profundos con tanque por el agua (¡Mis respetos a los que osan meterse ahí!). En el interior de la cueva podrás ver estalactitas y estalagmitas que simulan formas de personas y animales. Al salir de la cueva, el guía te contará la leyenda de por qué tomaron esa forma las piedras. Pero yo no te lo puedo contar, porque si te cuento no vas a querer venir.

Si no te convencí con la historia, el video y las fotos quizás te terminen de convencer.

Gracias por leer 🙌.